La conexión entre el cuidado de la piel y el cuidado personal
Con demasiada frecuencia pueden hacer que nos sintamos culpables por priorizar nuestras necesidades, pero preocuparnos de nuestro bienestar no es para nada egoísta. Mirarnos a nosotros mismos con bondad, amor y compasión es una forma maravillosa de cuidado personal para la que siempre deberíamos encontrar el momento oportuno.
El cuidado personal no solo consiste en intentar proteger nuestro bienestar mental. También supone cuidar de nuestro físico, el cuerpo con el que nacimos y que nos acompañará toda la vida. Sin embargo, a veces se pasa por alto que el bienestar físico y el mental están más relacionados de lo que parece, y que, al centrarnos en uno, podemos hacer maravillas respecto al otro, y viceversa.
Un mejor cuidado de la piel para un mejor cuidado personal
No tiene que gastarse una fortuna para cuidarse la piel, solo debe llevar una buena rutina de cuidado. Convierta el momento de lavarse la cara por la mañana en un refrescante ritual de preparación para el día que le espera, séquese la cara con cuidado y utilice una buena crema o loción para ayudar a mantener su piel hidratada.
Los sentimientos negativos motivados por el aspecto y la sensación de la piel pueden afectar a la confianza y el bienestar mental, según un estudio de la Asociación Británica de Dermatólogos.1 El estudio concluyó que «existe un fuerte vínculo entre nuestra piel y la salud mental».
El cuidado de la piel puede ser reconfortante y relajante por naturaleza. Es un momento para relajarse, centrarse en uno mismo, reducir el ritmo y comenzar un proceso ritual que le permita sentir el frescor del agua sobre la piel, la satisfacción de masajearse con crema hidratante o corporal de calidad y la reconfortante calidez de un paño húmedo sobre la cara. El objetivo de estas experiencias es el bienestar de la mente y del cuerpo por igual. Solo hay que tener en cuenta la sensación que produce acariciar un perro para comprobar los efectos relajantes del contacto con la piel. El contacto físico tiene beneficios para la piel, pero también para la mente. Además, el aroma de un producto de cuidado de la piel de calidad puede ser relajante.
El poder de la piel
La piel es, de hecho, el órgano más grande del cuerpo, con un total de unos 1,8 metros cuadrados. Su función es protegernos de los microbios y los elementos, así como permitirnos sentir las temperaturas y el contacto. Debido a su porosidad, la piel es muy absorbente; de hecho, un estudio revisado por pares mostró una tasa de absorción del 100 % de los ingredientes de fragancia.2 Al tener esto en cuenta, no es difícil entender que lo que nos pongamos en la piel acabará entrando en nuestro cuerpo. Si evitamos los ingredientes dañinos, tendremos un menor riesgo de reacciones, inflamación e irritación; por el contrario, si optamos por ingredientes naturales de mayor calidad, nutriremos nuestra piel desde dentro hacia fuera.
Al convertir su rutina de cuidado de la piel en una actividad agradable, podrá centrarse en su interior de forma que tanto su mente como su cuerpo se vean beneficiados. Las rutinas de cuidado de la piel son procesos terapéuticos que le ayudarán a sentirse mejor.