Consejos sobre salud mental
Consejos sobre salud mental para prevenir la depresión y mejorar el estado de ánimo
Tras revisar el informe completo «Lifeplus: Attitudes to Mental Wellbeing» (Lifeplus: actitudes para lograr el bienestar mental) llevado a cabo por Cambridge Market Research, comprendo las preocupaciones con respecto al consumo de los antidepresivos, incluida la frecuencia de consumo y los efectos a largo plazo, así como el creciente deseo de contar con un apoyo alternativo a la salud mental.
Acerca de la depresión
«La depresión es el trastorno mental más común y se cree que es la segunda causa principal de discapacidad en todo el mundo. Existen diferentes tipos de depresión y niveles de gravedad, que van de leve a grave. Creo que es importante garantizar que se identifica la naturaleza del problema, así como asegurar que la intervención o el tratamiento se orientan de la manera más adecuada a las necesidades concretas de la persona. Siempre intento asegurar que la depresión se toma con seriedad, y que tanto la propia persona afectada como el resto de gente a su alrededor, incluidos los profesionales, los familiares y los amigos (según corresponda), buscan cómo obtener ayuda para seguir adelante».

La buena noticia es que podemos encontrar muchas opciones de tratamiento diferentes para la depresión y, lo que es más importante, que existen muchas cosas que uno puede hacer para hacerle frente a esta enfermedad (en caso de llegar a padecerla) y cuidar la salud mental a largo plazo.
Concienciación, comunicación de la depresión y búsqueda de ayuda
He trabajado en el campo de la salud mental durante casi 40 años y siempre me ha entristecido el estigma asociado a la salud mental, incluida la depresión. No obstante, me llena de esperanza el hecho de que las concepciones negativas sobre la salud mental se estén reduciendo poco a poco. Las personas están comenzando a identificar los problemas de salud mental y a dar parte de los mismos mucho más pronto, con la consiguiente búsqueda de ayuda. Se trata de un gran paso adelante, aunque como nación tenemos que seguir avanzando en esta dirección, ya que todavía queda trabajo por hacer.
Entonces, ¿qué se puede hacer para darse cuenta de que está entrando en una depresión y qué se debe llevar a cabo para recuperar la normalidad? Un buen punto de partida es realizar un propio control de la salud mental: prestar atención al estado de ánimo, incluido si se siente tristeza e irritabilidad, además de a la energía, el sueño y el apetito. Trate de plantearse si lo que le ocurre entra dentro de cómo se suele sentir normalmente, es decir, ¿se trata de su «yo normal y sano»?
Si cree que las cosas no van como deberían y sospecha que se puede tratar de depresión, lo animaría a leer un poco más sobre la enfermedad (en páginas web como las del Servicio Nacional de Salud británico o NHS, Young Minds, la organización benéfica de salud mental MIND, o el Royal College of Psychiatrists) y a decidir qué le gustaría hacer para afrontarla. Lo importante es darse cuenta de que la depresión es una enfermedad, no una debilidad. Se trata de un estado temporal y puede hacer muchas cosas al respecto para sentirse mejor, entre las que se incluyen varias opciones de tratamiento. De usted depende cuál es el siguiente paso a seguir más adecuado. A la hora de gestionar este tema, asegúrese de no ser duro consigo mismo.
Opciones de tratamiento para la depresión
Dado que la depresión es tan común y cada vez son más las personas que reconocen la necesidad de tratarla, resulta útil conocer que existen muchas opciones de tratamiento para enfrentarse a esta enfermedad. Además, cada vez somos más conscientes de lo que podemos hacer nosotros mismos para tratar de lidiar con la depresión o minimizar su efecto.
Para mí, la depresión se debe considerar de la misma manera que la diabetes tipo 2, en el sentido de que, para ambos trastornos, podemos encontrar una gran variedad de intervenciones que ayudan a lidiar con los mismos. Para cada caso, no esperaría que exista una opción única que se aplique a todo el mundo. Por ejemplo, en el caso de la diabetes tipo 2, algunas personas controlan sus síntomas teniendo especial cuidado con lo que comen y cuándo, mientras que otras puede que necesiten medicación y tomen pastillas para tratar la enfermedad. Además, por desgracia, para algunos será necesario aplicarse inyecciones para mantener la diabetes tipo 2 bajo control y optimizar el bienestar. Con la depresión ocurre exactamente lo mismo. Algunas personas con esta enfermedad pueden realizar cambios concretos en su vida, recurrir a la autoayuda y al apoyo de sus amigos y así conseguir mantener sus síntomas bajo control. En cambio, otras puede que empleen terapias psicológicas como la terapia interpersonal (TIP) o la terapia cognitivo-conductual (TCC) para recuperar la normalidad, mientras que algunos puede que necesiten antidepresivos o una combinación de terapia psicológica y medicación. Por último, algunas personas pueden experimentar una depresión que sea más difícil de tratar y requiera una intervención más potente, que implique diferentes tipos de medicación (incluidos medicamentos que estabilicen el estado de ánimo o medicamentos para enfermedades psicóticas, ambos con efectos antidepresivos). Las personas deben ser conscientes de que la depresión se puede tratar, pero debemos trabajar para asegurar que el tratamiento se recomienda a la persona correspondiente al nivel adecuado para ayudarla a mejorar.
En el NHS podrá encontrar varias opciones de tratamiento de terapia verbal a las que le puede remitir su médico de cabecera, pero también puede ponerse en contacto directamente con los servicios para pedir ayuda. Estos servicios se denominan «Improving Access to Psychological Therapies (IAPT)» (Mejora del acceso a las terapias psicológicas) y pueden recomendarle servicios de autoayuda, asesoramiento, TIP o TCC, como los que mencionamos anteriormente.
Consejos sobre salud mental para optimizar su bienestar
Autocuidados
Prestar atención a nuestra salud mental resulta tan importante como a nuestra salud física. Por ello, a continuación encontrará una serie de cuestiones que puede plantearse para así garantizar que pueda alcanzar y mantener una salud mental positiva.
Reflexione sobre su propio nivel de batería
Si se imagina a sí mismo como una batería, ¿qué nivel de carga tiene actualmente? ¿Se siente lleno de energía y funcionando a plena potencia? ¿Siente que cuenta con la mitad de la energía? ¿O nota que su batería está agotada? Reflexione atentamente y plantéese qué es lo que está ocurriendo en su vida que agota su batería. ¿Cuánto agota ese aspecto su batería? ¿Podría realizar algún cambio para limitar ese consumo? ¿Quién podría estar cerca de usted para ayudarle a limitar el consumo? Por otro lado, ¿qué recarga su batería? ¿Cuenta con alguien a su alrededor que le dé un impulso a sus niveles de energía? ¿Está haciendo suficientes cosas con esa persona o la suficiente actividad como para mantener su batería con la carga óptima?
Equilibrio entre la vida social, familiar y laboral
Dedique algo de tiempo a pensar en todos esos aspectos de su vida y plantéese cuánto tiempo dedica a cada parte, cuál es su nivel de satisfacción y disfrute, así como si hay alguna parte que le resulte difícil o desafiante. ¿Considera que mantiene un equilibrio adecuado entre el tiempo y la actividad que dedica al trabajo, al hogar y al entorno social, teniendo en cuenta también el tiempo para el descanso y la relajación? ¿Podría realizar algún cambio en su vida en lo que respecta a hacer menos o más cosas en alguna de estas áreas? ¿Cuenta con alguna persona o algún otro tipo de apoyo o ayuda de otros individuos que le permitiría mantener un mejor equilibrio?
Concéntrese en sí mismo: puntos fuertes y débiles
¿Qué cosas de las que hace le dan un impulso o un empujón? ¿Cuáles son las cosas con las que disfruta o con las que siente un sentido de la satisfacción real? A veces, si los elementos del trabajo, las aficiones, la vida social o las relaciones están en equilibrio, pueden ejercer un impacto general positivo sobre cómo nos sentimos respecto a nosotros mismos y, en última instancia, sobre nuestra salud mental. Concéntrese en identificar qué parte de ese aspecto de su vida es la que contribuye a que tenga una autoestima y un estado de ánimo positivos, y trate de apreciarla y, si es posible, hacerla más. Por otro lado, sea sincero consigo mismo acerca de los ámbitos que le preocupan de su vida: ¿qué aspectos menguan su estado de ánimo y conducen a sentimientos negativos? ¿Podría realizar algún cambio? ¿Es usted la única persona que puede lidiar con ello? ¿A quién tiene a su alrededor? ¿Suele pedir ayuda de buena gana?
Hablar es muy bueno
A lo largo de los años, he proporcionado terapia a muchos clientes y nunca he subestimado el efecto de hablar con los demás y compartir las preocupaciones y los temores, así como los efectos beneficiosos que puede brindar. De hecho, muchas personas me han comentado que les ha resultado de un valor incalculable y les ha ayudado a avanzar. Le animaría a pensar en ello, ya que suena simple, pero puede marcar una gran diferencia en lo que respecta a hacer frente a acontecimientos estresantes y molestos, además de contribuir a alcanzar una salud mental y un bienestar positivos. Es importante darse cuenta de que no siempre se necesita obtener ayuda de un terapeuta profesional; un buen amigo que sea comprensivo y muestre compasión y comprensión vale oro.

«Sea amable consigo mismo y dese cuenta de que es completamente normal sentirse mal cuando suceden cosas malas. A menudo, las personas son duras consigo mismas, piensan que son débiles y, lamentablemente, pueden llegar a afirmar o sentir que no quieren ser una carga para los demás al compartir sus preocupaciones. En mi opinión, muchas personas no comparten ni hablan de sus preocupaciones por estas razones, lo que genera un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental como la depresión».
El refrán «las penas compartidas son menos penas» tiene mucha razón. Tener a una persona con la que compartir cualquier problema o preocupación y no cargar con esas preocupaciones nosotros solos siempre resulta beneficioso. Es muy importante ser consciente de que, aunque los sentimientos sean angustiantes, ponerlos en palabras y compartirlos con personas con las que se tenga confianza resulta muy saludable.
Dieta, ejercicio, alcohol y drogas
Ya hemos hablado de lo bueno que resulta centrarse en el cuerpo y darse cuenta de lo que puede fomentar u obstaculizar los sentimientos positivos, además de cuál es el nivel de carga de nuestra batería general. Sabemos que el ejercicio libera hormonas que nos hacen sentir bien y que contribuyen a ejercer un impacto positivo en nuestro estado de ánimo. Lo mismo ocurre con el mantenimiento de unos hábitos alimentarios regulares, en los que nos aseguremos de no comer demasiado poco ni de abusar de antojos, ya que esto conduce a fluctuaciones en los niveles de energía que pueden repercutir en la depresión. También sabemos que el alcohol y las drogas pueden causar depresión y otros problemas de salud mental. En lo que respecta al alcohol, suelo pedirles a los clientes que piensen en el control de su depresión y se centren en conocer el efecto del alcohol. A veces, las interacciones sociales que van asociadas al hecho de tomar algo brindan un beneficio neto, mientras que, para otros, puede que los efectos negativos sean mayores. En mi opinión, la forma de lidiar con los síntomas es una decisión individual, suponiendo que no se tome medicación, en cuyo caso está prohibido tomar alcohol.

Actividades divertidas y entretenimiento
Los animo a todos a pensar proactivamente en lo que pueden hacer para descansar, relajarse, disfrutar y divertirse; todas las cosas que recargan nuestras baterías, mejoran nuestro sentido del bienestar y pueden optimizar dicho sentido además de nuestra salud mental. A veces, la vida nos supera y perdemos la capacidad de priorizar tiempo para nosotros mismos a ese respecto. Trate de tenerlo en cuenta y haga algo de tiempo para estas actividades, ya que, créame, pueden marcar una gran diferencia en el bienestar mental.

Utilidad de las relaciones
Vivimos en un mundo social y estamos rodeados de muchas relaciones tanto en el hogar como en el trabajo y nuestras vidas sociales. Algunas relaciones pueden ser difíciles o desafiantes, mientras que otras pueden ser alentadoras y gratificantes. En términos sencillos, me gusta pensar en estos dos tipos de relaciones como nuestros «radiadores y drenajes»: ¿quién nos aporta calidez, apoyo y es probable que recargue nuestras baterías y nos haga sentir mejor con respecto a nosotros mismos? ¿Quién nos drena y nos hace sentir peor en relación con nosotros mismos? ¿Cómo puede aprovechar al máximo los beneficios de los «radiadores» de su vida? ¿Tiene suficiente contacto con ellos, les pide ayuda y realizan suficientes actividades relajantes o divertidas? ¿Puede hacer algo para lidiar de forma diferente con los «drenajes» de su vida?
Medicación
A pesar de que emplee sus mejores esfuerzos e intente gestionar su salud mental, es posible que la medicación siga siendo necesaria y apropiada para tratar la depresión. En ese caso, lo animo a leer información sobre la depresión y su tratamiento, además de ser asertivo a la hora de solicitar ayuda y asesoramiento a los profesionales. Entre ellos se pueden incluir su médico de cabecera, profesional de la salud mental o farmacéutico, aunque también puede consultar información en páginas web profesionales en línea. Si se le ofrece medicación, no tenga reparos en preguntar qué medicamentos necesita, durante cuánto tiempo y cuál será el resultado esperado del tratamiento. Concéntrese en su cuerpo para reconocer los síntomas de la depresión, tal y como se explicó anteriormente, y observe si se producen cambios con el tratamiento. El objetivo es, en última instancia, que vuelva a sentirse como su «yo normal», además de que la medicación trate los síntomas sin que provoque efectos secundarios intolerables. Si le preocupa alguno de estos aspectos, acuda a su médico de cabecera para buscar otras opciones.


La Dra. Elizabeth Robinson es psicoterapeuta y ha trabajado en el campo de la salud mental durante más de 35 años. Su formación profesional inicial fue como enfermera psiquiátrica y, a continuación, estudió Ciencias de la salud (Lic. con matrícula de honor) y un doctorado en la Universidad de Durham. Su investigación consistió en examinar imágenes cerebrales funcionales de personas con depresión tratadas con terapia interpersonal.
Ha trabajado con problemas de salud mental graves, psiquiatría forense y como investigadora sénior en el campo de la investigación sobre salud mental. Su formación inicial en terapia interpersonal fue en Ginebra en el año 1997, después de la cual completó su formación en investigación y casos supervisados en 1998 de la mano de psicoterapeutas interpersonales expertos de Nueva York. Mientras trabajaba como investigadora, fue la psicoterapeuta interpersonal principal de una serie de estudios clínicos.
Actualmente, ofrece formación en terapia interpersonal, ha organizado numerosos cursos a nivel nacional y proporciona supervisión continua a terapeutas, tales como psiquiatras, psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales. En el campo de la investigación, estuvo involucrada en la evaluación, las calificaciones psiquiátricas y el tratamiento en estudios clínicos aleatorizados sobre esquizofrenia, depresión, ansiedad, funcionamiento social, suicidio, disfunción sexual, terapia interpersonal e imágenes cerebrales. Aunque su especial interés está en la depresión, los traumas y las dificultades sexuales y sentimentales, tiene una considerable experiencia trabajando con ansiedad y fobias y emplea varios modelos de tratamiento psicológico, entre los que se incluyen: la terapia interpersonal, el asesoramiento psicosexual, la desensibilización y el reprocesamiento por movimiento ocular, la gestión de la ansiedad y la terapia cognitivo-conductual.