El “tiempo para mí” marca la diferencia en la salud mental
Tener un espíritu generoso es algo fantástico, no hay ninguna duda. Dedicar tiempo a otras personas y ayudar a las que lo necesitan refleja su naturaleza bondadosa.1
Sin embargo, entre tantas necesidades de dedicar nuestro tiempo a otras personas y a realizar e intercalar distintas tareas, como llevar al día las tareas del hogar, atender las necesidades de la familia, cumplir con las obligaciones del trabajo, etc.; hay una persona que es fácil pasar por alto, una persona que también necesita cuidados y atención. Una persona que necesita su ayuda más que nadie. Usted.
A menudo nos colocamos en el último lugar de nuestra lista de prioridades. “Hay tantas otras cosas que hacer, pero no pasa nada. Podré con todo”. Y cuando tenemos la oportunidad de dedicarnos un poco de tiempo a nosotros mismos, podemos llegar a sentir que somos egoístas, incluso podemos llegar a sentir que somos culpables; porque parece que estamos privando a los demás de nuestras energías y recursos.
El “tiempo para mí” no es egoísta. Es esencial. Y lo mejor de todo es que es muy beneficioso para usted.
Los aspectos positivos de concederse a sí mismo unos cuantos momentos al día todas las semanas, como recuperar los niveles de energía, promover el bienestar interno, despejar su mente y recuperar el equilibro, son una gran manera de relajarse y de abarcar nuevas pasiones y de recuperar la paciencia.
Si tiene la sensación de que lleva tiempo en una carrera permanente para poder llegar a todo y que, aún así, nunca lo consigue, es posible que llegue a sufrir estrés y ansiedad, y que gradualmente se sienta exhausto y sin lo necesario para realizar todo aquello que normalmente hace sin ningún problema. El efecto colateral más habitual es que las personas que le rodean empiezan a notar esa sensación en usted, y se preocupan por usted, pero quizá no disponen del tiempo necesario para dejarle su espacio. Las tareas del hogar son interminables.
Por lo tanto, ¿qué es el “tiempo para mí”? Depende de la persona. Básicamente, consiste en reservar cierto tiempo para hacer algo para usted, algo que realmente le guste y que disfrute haciendo. Puede tratarse de mimarse, de salir a comer con un amigo, de tomar un baño agradable con los ojos cerrados y en silencio, o de tomarse cinco minutos al empezar del día para tomar una taza de té.
Parte del “tiempo para mí” consiste en gestionar su propio tiempo.2 Lo principal es que usted decida lo que quiere hacer con su “tiempo para mí”, buscar un hueco para ese tiempo y dedicárselo. Evite el canto de sirena de las distracciones que le inviten a dejarlo para otro día. Diga “no” a esas otras tareas y distracciones.
Puede que tenga que decir que no a personas que necesiten su ayuda. No pasa nada, esas personas entenderán que no puede hacer más por el momento, no se sienta culpable por decir que no. Cuando esas personas necesiten ayuda, se la volverán a pedir. Usted también puede pedir ayuda. Si para encontrar media hora para recibir un masaje necesita que alguien cuide de los niños después de la escuela, pídaselo a alguno de sus vecinos o a su pareja.
Ahora tienen la oportunidad de ser generosos con usted, de demostrar lo mucho que aprecian lo que usted hace todos los días. Y luego, cuando sean ellos los que necesitan es un poco de “tiempo para mí”, puede devolverles el favor. Cuando tenga su espacio, aprovéchelo al máximo. Disfrútelo. Celebre este tiempo para usted. Y, por supuesto, también puede compartirlo. Si su ideal del “tiempo para mí” es sacar algo de tiempo para tener esa charla con un viejo amigo al que ve desde hace mucho tiempo, puede que esa charla también sea un buen “tiempo para mí” para esa persona. El “tiempo para nosotros” es igual de eficaz.