Ser amables: ¿es bueno para nuestra salud mental?
A lo largo de la historia, los tiempos difíciles han sacado lo mejor de la naturaleza humana. En todo el mundo, los desastres naturales, las guerras y las recesiones económicas han sido testimonio de nuestra bondad, y la situación actual no se queda atrás. Cada situación ha sido única y ha tenido sus propias dificultades, pero en cada una de ellas hemos visto actos sinceros de generosidad y bondad que resultan ciertamente inspiradores.
Como el Dr. Dwight McKee nos recordó en 2018, hay una famosa cita que reza así: «Sea amable, porque cada persona que se encuentra está librando una dura batalla». A lo que prosiguió diciendo: «Con amabilidad, nos resultará mucho más fácil librar nuestras batallas, tanto grandes como pequeñas». Quizás, en estos momentos, hay una mayor verdad en sus palabras. «Ser amable ayuda a mantener los pensamientos y sentimientos en consonancia con frecuencias positivas. Esto, a su vez, nos ayuda a atraer más pensamientos, sentimientos, personas y experiencias positivos en nuestras vidas. Ser amable con los demás es, en efecto, ser amable con usted mismo».
¿Qué entendemos por «amable»? La amabilidad puede definirse como la calidad de ser bueno, generoso y considerado.1 Se podría decir que la gente es amable a cambio de alguna forma de recompensa (amabilidad estratégica/interés propio). Sin embargo, también se puede argumentar que la gente amable de verdad ayuda a los demás porque está en su naturaleza preocuparse y compartir la bondad de su corazón (altruismo). Algunos afirman que los motivos no importan con tal de ayudar. De cualquier manera, la investigación ha descubierto que la amabilidad contribuye a nuestro bienestar mental. La Universidad de Sussex2 realizó un estudio en 2018 en el que examinaron las neuronas de más de mil participantes que estaban llevando a cabo buenas acciones. Este estudio analizó lo que sucede en el cerebro cuando la gente actúa con un altruismo genuino y lo que sucede cuando este es estratégico. Los resultados han demostrado que ambos grupos se beneficiaron independientemente de sus motivaciones. En ambos, el área de recompensa del cerebro estaba más activa (usaba más oxígeno). Sin embargo, en el grupo altruista, también se mostraron más activas otras regiones cerebrales. Lo importante es que este estudio confirma que al ayudar a los demás, nos estamos ayudando a nosotros mismos.
Y precisamente en esto se centra el informe de la Mental Health Foundation de 2012: Doing good? Altriuism and wellbeing in an age of austerity.3 La investigación de la MHF halló pruebas que demuestran que ayudar a otros es realmente beneficioso para nuestra propia salud y bienestar mental. La investigación demostró que ser amables puede reducir el estrés, mejorar nuestro bienestar emocional e incluso beneficiar nuestra salud física. Además, descubrió que ayudar a otros puede propiciar cambios fisiológicos en nuestros cerebros vinculados con la felicidad; dicho de otra manera, nuestros cerebros liberan oxitocina (conocida como la hormona del amor), que a su vez provoca la liberación de un compuesto químico llamado óxido nítrico que reduce la presión arterial y mejora la salud del corazón.
Ayudar a otros también puede dar un sentido de pertenencia y reducir el aislamiento. Puede ayudar a reducir los sentimientos negativos o a deshacerse completamente de ellos, y además nos permite encontrar nuestra paz interior, muy necesaria para que nuestras relaciones sean más armoniosas. Cabe señalar que este año, en el Reino Unido, la Mental Health Awareness Week (del 18 al 22 de mayo de 2020), organizada por la Mental Health Foundation, se centra en el poder y el potencial de la amabilidad.4 El tema original era el sueño.
Como sabemos, en tiempos de crisis y dificultades, todos reaccionamos de manera diferente. Algunos de nosotros podemos permanecer «fríos y tranquilos», mientras que otros pueden mostrarse reservados, enfadados o tristes. Algunos responden negativamente, otros buscan el lado positivo de las cosas, y a otros les cuesta razonar. Y, por supuesto, estos sentimientos pueden cambiar de un día para otro. No pasa nada. No hay un modo correcto de reaccionar.
Del mismo modo, la forma en que podemos ayudar a otros difiere. Hay veces en que algunos de nosotros necesitamos espacio, mientras que otros pueden agradecer tener a alguien con quien hablar. Lo importante es saber que tenemos a alguien dispuesto a ayudarnos si lo necesitamos y, a menudo, hasta el más pequeño de los gestos puede marcar la diferencia.
Tal y como el Dr. McKee afirmó en 2018: «… a menudo no somos conscientes de las batallas que libra la gente a la que conocemos, incluso quienes conocemos bien. Con amabilidad, nos resultará mucho más fácil librar nuestras batallas, tanto grandes como pequeñas… La amabilidad podría ser una de las herramientas más importantes que tenemos para dar forma a nuestras vidas. No sabemos qué batallas libran otras personas. Y ellas no saben a lo que nos enfrentamos. Pero si todos actuáramos con un poco más de amabilidad, todo el mundo se beneficiaría de la energía positiva que podemos crear».
Por el momento, casi en todas partes, los actos de bondad prevalecen. Encontramos la amabilidad en nuestros vecinos que ayudan a otros con sus provisiones, en una simple llamada telefónica o en los grupos de apoyo. ¿Será que estos actos de bondad no son un fenómeno exclusivo de los tiempos difíciles? ¿O quizás somos más conscientes de ellos dada la situación? Sea lo que sea, esta es la trayectoria que debemos seguir.