Ejercitar la mente y el cuerpo en la edad avanzada
La vida es un bien preciado que la mayoría de nosotros tiene la suerte de dar por sentado durante nuestra juventud, cuando el futuro nos parece infinito y la energía que tenemos ilimitada.
Entonces transcurre el tiempo. A medida que las décadas pasan, la energía parece un tanto menos ilimitada. El depósito no está tan lleno. Se hace un poco más difícil subir las escaleras y el camino hasta llegar a la tienda parece más largo. Tal vez nos resultaría más fácil sentarnos a esperar y aceptar que la edad nos alcance.
Pero en realidad, podemos adoptar un punto de vista diferente y pensar que nunca antes se había podido envejecer más cómoda y dignamente. Las mejoras generales en la dieta, los conocimientos médicos y la asistencia sanitaria se han aunado para ofrecer nuevos modos de combatir los cambios en la flexibilidad y en la fuerza de nuestro cuerpo. Y todo esto está unido a un cambio general en la actitud que se tiene hacia los mayores, al valor que la sociedad reconoce por esa experiencia y sabiduría que se va ganando con los años.
Tratemos de aprovechar al máximo cada día y de sacar el máximo partido a las oportunidades que la vida en sí nos ofrece. El escritor estadounidense Betty Friedan expresó muy claramente esta idea: “El envejecimiento no es la juventud perdida, sino una nueva etapa de oportunidades y fortalezas”.
No podemos negar que nuestras prioridades van cambiando con el tiempo. Cuando llegan los nietos y luego los bisnietos, queremos compartir sus momentos de diversión, ayudarles siempre que sea posible. Todas esas experiencias pueden resultar extremadamente rejuvenecedoras. También es posible que necesitemos cuidar a algún ser querido, en cuyo caso, gozar de buena salud para poder ayudarle va siendo cada vez más importante.
Sea cual sea el motivo de nuestro ánimo, es fundamental disfrutar de un buen estado de salud a cualquier edad1. Gracias a él, podemos mantenernos activos el mayor tiempo posible y, de este modo, seguir haciendo todo eso que más satisfacción nos aporta.
Ahora sabemos que no podemos detener el tiempo, pero que el ejercicio moderado y constante puede al menos ayudarnos a seguir adelante más tiempo. Como ejemplo, la masa muscular disminuye con los años al no realizar ninguna actividad, pero podemos trabajar para recuperarla y, gracias a ella, mantener nuestra fuerza, coordinación y equilibrio.
¿Y cómo puede mejorarla, especialmente cuando nunca ha sido demasiado activo o no ha tenido la costumbre de realizar ejercicio con regularidad? Lo bueno es que nunca es demasiado tarde para empezar. Hay tiempo para comenzar a acostumbrarse de nuevo, solo hay que comenzar de forma gradual y moderada. Lo peor que podría hacer sería levantarse de un salto una mañana y comenzar a prepararse para las Olimpiadas. De hecho, podría resultar en un auténtico desastre. Por eso, es recomendable que vaya añadiendo un poco más de ejercicio adicional cada semana, para ir ganando confianza, fuerza y determinación. Modere su ritmo.
Reflexione sobre el tipo de actividad que cree puede disfrutar y que mejor se adapta a su estilo de vida personal. Siempre merece la pena consultar a un profesional médico. Los especialistas pueden aconsejarle el nivel de ejercicio adecuado. Además, también sabrán que ha tomado unas decisiones positivas y activas para mejorar su salud y podrán ayudarle y mostrarle la dirección adecuada. Si su movilidad es restringida, debe saber que ahora dispone de muchas más opciones y equipos o herramientas que le ayudarán a incorporar el ejercicio en su rutina.
Al igual que cualquier adulto, el objetivo consistirá en realizar una combinación de ejercicios aeróbicos cuatro o cinco veces a la semana en combinación con alguna actividad que contribuya al fortalecimiento muscular, y que puede ser tan sencilla como subir las escaleras o utilizar pesas ligeras en la piscina.
Lo único a tener en cuenta es que el ejercicio que realice no debería ser tan intenso como el que pudo realizar tiempo atrás. Así que si va a hacer algo de bicicleta, es mejor que comience con rutas con curvas suaves, en lugar de, por ejemplo, subiendo alguna colina o cuesta cercana. Caminar siempre va a ser una buena idea porque puede escoger algún bonito lugar cercano, más o menos llano, e, incluso, hacerse alguna foto en él cuando llegue a su meta, para que le sirva de recuerdo de la misma y para enseñársela a sus amigos y familiares.
La incorporación de algún elemento como la fotografía es ideal para conseguir disfrutar aún más del ejercicio realizado. Si utiliza una cinta para caminar o correr puede apoyar un dispositivo o una tableta para ver una película o ese programa de televisión que se había perdido. Por supuesto, compartir la experiencia, por ejemplo, formando parte de una sesión de aeróbic acuático o una clase de baile, le proporcionará más motivación y diversión.
Las clases de yoga y pilates son una oportunidad estupenda para conservar la flexibilidad y, además, son una actividad muy relajante y con un impacto físico muy bajo. El tai-chi2, al igual que el yoga, favorece la conservación de un buen equilibrio, lo que nos ayuda a reducir las posibilidades de sufrir una caída.
La asistencia regular a clases también supone añadir una especie de patrón semanal, lo que le otorga un enfoque positivo al día. Al igual que han hecho a lo largo de nuestra vida, estas actividades moderadas y graduales nos ofrecen un futuro lleno de ventajas, acompañadas de una dieta sana rica en proteínas de alto valor biológico, y frutas y verduras que nos proporcionan los antioxidantes y micronutrientes que necesitamos para mantenernos y sentirnos más jóvenes.
Dejamos las últimas líneas a una cita de Groucho Marx: “Envejecer no es problema. Solo tienes que vivir lo suficiente”.